En general, las dietas ricas en proteína pueden servirnos para favorecer el desarrollo de la colmena en primavera y prolongar la generación de las abejas de invierno durante el otoño. Además, utilizar suplementos nutricionales con alto contenido en proteína en aquellas regiones donde no hay variedad de fuentes de polen o en épocas de escasez, nos ayudará a prevenir los problemas derivados de la malnutrición.
Este es el caso de MegaBee, que ayuda a las colonias en periodos críticos de estrés o desarrollo, gracias a su composición única y al pequeño tamaño de sus partículas.
En el corto plazo, la colonia intentará mantener la cría utilizando primero el pan de abeja almacenado y, seguidamente, haciendo uso de sus propias reservas corporales. Además, en un intento desesperado por alimentarse y reequilibrar la población, se producirá la canibalización de las larvas, inicialmente de las más jóvenes, y la puesta de huevos por parte de la reina se paralizará.1
Un correcto aporte proteico es necesario para el desarrollo de la colonia, tanto a nivel individual como colectivo. Por ejemplo, en abejas jóvenes favorece la maduración de la musculatura implicada en el vuelo, el desarrollo de las glándulas hipofaríngeas y de los ovarios2, lo que tendrá implicaciones en la productividad de la colonia y en su capacidad reproductiva. Asimismo, diferentes indicadores relacionados con la inmunidad social (actividad glucosa oxidasa) e individual de las abejas (cantidad de grasa corporal), parecen depender de la nutrición proteica.3 De hecho, una dieta variada, con acceso a diferentes pólenes de calidad, se relaciona con una mejor respuesta inmune4, menor mortalidad ante patógenos como Nosema ceranae5 y mayor resistencia a pesticidas.6
Cabe resaltar, que el cuerpo de una abeja adulta contiene entre el 66% y el 74% de proteína (teniendo en cuenta sólo la materia seca)7, por lo que podremos ver abejas más pequeñas, con el abdomen más corto que las alas, debido a la falta de reservas corporales.8
Una parte importante de la proteína corporal se encuentra almacenada en forma de vitelogenina, una glucolipoproteína esencial para múltiples funciones sociales, reproductivas e inmunológicas dentro de la colonia. Esta proteína, es incorporada a las glándulas hipofaríngeas y utilizada en la producción de jalea por las nodrizas, sirviendo de alimento a las larvas.9 La producción de vitelogenina depende del estado nutricional de las abejas y responde positivamente a la concentración de aminoácidos presente en la hemolinfa.10
Diferentes estudios realizados con MegaBee, mostraron un efecto positivo sobre la cantidad de proteína presente en la hemolinfa y el desarrollo de las glándulas hipofaríngeas (hablamos de ello un poco más adelante en este artículo).
De hecho, el desarrollo de las glándulas hipofaríngeas en las abejas nodrizas se ve afectado por multitud de factores, entre los que se encuentran la cantidad y calidad del polen o de los sustitutos de polen que reciben, por lo que evaluar el tamaño de las glándulas se considera un buen indicador nutricional.11
La clave está en las glándulas hipofaríngeas…
Las glándulas hipofaríngeas son un par de estructuras localizadas bilateralmente en la cabeza de las abejas, concretamente entre los ojos y el cerebro. Su función es clave en la secreción de la fracción proteica de la jalea real y de la jalea de obrera y, por tanto, en la dieta que reciben las larvas, la reina y las obreras que conforman la colonia.
En torno a los 5-10 días de vida, coincidiendo con la actividad nodriza de las abejas jóvenes, las glándulas alcanzan su máximo tamaño y capacidad secretora. En este momento, si las observamos al microscopio, se asemejan a un racimo de uvas en el que cada uva representa un “acino”. A medida que las obreras envejecen y adquieren otros roles dentro de la colonia, las glándulas disminuyen de tamaño y su función pasa a centrarse en la descomposición de los azúcares del néctar. Por ello, la evolución de las glándulas hipofaríngeas se correlaciona con la edad de las abejas y su rol dentro de la colonia.12
Se ha observado que la cantidad y calidad de la proteína que las abejas reciben a través de la dieta afecta al tamaño de las glándulas hipofaríngeas y puede utilizarse como un indicador de su estado nutricional.13 El aporte constante de proteína asegura el crecimiento de las colonias ya que permite que las nodrizas proporcionen proteína a las larvas y a las diferentes castas de abejas. Porque cuando hay suficiente jalea real para alimentar a las larvas… las nodrizas empiezan a alimentar también a las otras castas, ¡incluidas las pecoreadoras! Al prolongar la esperanza de vida de cada casta, se crea una superposición de generaciones que hace a la colonia más fuerte y resistente.
En cambio, en las colonias desnutridas el desarrollo de la cría se ve reducido y las obreras ven limitada su nutrición proteica, acortándose el tiempo en que desarrollan tareas dentro de la colmena e iniciando antes el pecoreo, lo que tiene como consecuencia una menor longevidad.14
En el siguiente estudio se comparó el efecto de diferentes dietas en la evolución de las glándulas en 100 abejas recién nacidas, monitorizadas en condiciones de laboratorio durante 4 semanas y distribuidas en 4 grupos.
Todos los grupos recibieron una dieta basada en agua y un jarabe de azúcar. El grupo control no recibió ningún aporte proteico, mientras que el resto de los grupos recibió, además de los azúcares, una dieta proteica basada en (grupo denominado “MegaBee”), otro sustituto de polen (grupo denominado “Competitor”) o polen (Grupo denominado “Pollen”).
La evolución de las glándulas hipofaríngeas de los diferentes grupos a lo largo del estudio puede observarse en la siguiente secuencia de imágenes:
Adicionalmente, en este mismo estudio, se monitorizó regularmente la concentración de proteína presente en la hemolinfa en los cuatro grupos de abejas para tratar de ver si existía una correlación entre la proteína biodisponible y su transformación a nivel glandular:
Nuevamente MegaBee, mostró resultados sorprendentes con niveles incluso superiores al grupo alimentado con polen.
Posteriormente, otro estudio realizado in vitro por DeGrandi-Hoffman y col. (2010)2 en abejas recién nacidas durante 11 días, evaluó el efecto de la dieta sobre la concentración de proteína y el tamaño de los acinos de las glándulas hipofaríngeas en tres grupos de abejas: el control alimentado con jarabe de azúcar (sin proteína), otro alimentado con polen y otro alimentado con MegaBee. Los resultados mostraron que tanto los niveles de proteína como el tamaño de los acinos fueron similares en los grupos alimentados con polen y con MegaBee.
En resumen, utilizar un suplemento proteico como MegaBee es esencial para mantener la salud y productividad de las colmenas, especialmente en periodos críticos de desarrollo o estrés. Las investigaciones demuestran que MegaBee no solo ayuda a prevenir la malnutrición, sino que también mejora el desarrollo de las glándulas hipofaríngeas, asegurando una mayor longevidad y funcionalidad de las abejas nodrizas. Con una mejor nutrición proteica, las abejas pueden proporcionar jalea real de alta calidad a las larvas y a otras castas, fortaleciendo la colonia y haciéndola más resistente a enfermedades y pesticidas.
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