Tras la cosecha de miel, es esencial inspeccionar a fondo las colonias para garantizar su salud y estabilidad. La retirada de cuadros y alzas puede causar molestias considerables a las abejas, por lo que es necesario un enfoque específico cuando el apicultor las visite. Los principales puntos de atención deben ser los siguientes:
Un examen rápido de los marcos centrales es esencial para comprobar la actividad reciente de puesta de huevos o para confirmar visualmente la presencia de la reina, asegurándose de que no ha sido dañada durante la manipulación [1].
Es fundamental vigilar constantemente los signos de enfermedad. Para ello, hay que examinar atentamente la cría, los cuadros de cría y el fondo de las colmenas. El tratamiento contra la varroosis, generalmente administrado a finales del verano o en otoño, suele aplicarse después de la cosecha. Este periodo minimiza los residuos de miel, facilita la manipulación sin alzas y optimiza la eficacia del tratamiento en un volumen de colmena reducido. Además, este periodo suele coincidir con una disminución natural de la cría, ya que la colonia se prepara para el invierno [2-3].
Los apicultores deben evaluar el estado nutricional de la colmena y las reservas alimentarias en previsión de las próximas semanas o meses y de una posible floración. Es aconsejable dejar en la colmena toda la miel producida después de esta fase, a menos que se disponga de flores tardías de interés comercial. La miel que no esté completamente operculada (menos de tres cuartas partes de las celdas operculadas) debe permanecer en la colmena como reserva de alimento, y deben evaluarse las reservas de polen restantes [4].
Esta preparación final para el invierno debe realizarse una vez finalizada la temporada productiva. Se debe reducir el espacio de la cámara de cría y disponer las reservas de alimentos alrededor de los cuadros de cría de manera que se reproduzca la organización natural de una colonia: la miel en la periferia, el polen junto a la cría y toda la cría agrupada. Es esencial ajustar el número de cuadros en función del vigor de la colonia; si la colonia es pequeña, puede ser beneficioso trasladarla a un núcleo. Aunque las abejas no calientan toda la colmena, mantienen el calor en el centro del agrupamiento invernal, por lo que debe evitarse un espacio excesivo a su alrededor. Deben proporcionarse fuentes accesibles de alimento para evitar la pérdida de temperatura durante la recuperación. Si las abejas no cubren todos los panales, se puede reducir el espacio utilizando una lámina de plástico o algún otro separador o aislante. También es aconsejable reducir el tamaño de la entrada de la piquera para disuadir a los intrusos y el aire frío [5].
En resumen, las colmenas deben prepararse de forma que se reduzcan las visitas frecuentes y las molestias, al tiempo que se garantiza un buen estado sanitario y nutricional.
Referencias:
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