Caso clínico n.° 1 : Comprender una reinfestación rápida de varroa después de un tratamiento a base de amitraz

Tabla de contenidos

1. Contexto

¡Mis colonias están llenas de varroas! Coloqué las tiras de Apivar en agosto y las dejé durante ocho (8) semanas. Retiré las tiras hace un mes, y ahora mis colmenas vuelven a estar llenas de varroas. ¿Cómo es posible?

No controlé la carga de varroa justo antes ni justo después del tratamiento, pero observé muchas caídas naturales durante el tratamiento, sobre todo en las primeras semanas”.

Cuando recibimos este tipo de comentarios, nuestro objetivo es comprender qué factores pudieron influir en la experiencia del apicultor con el tratamiento. Para ello, analizamos distintos aspectos relacionados con el uso del producto: almacenamiento, manipulación, aplicación y cualquier otra circunstancia relevante que nos permita reconstruir la situación e identificar posibles factores contribuyentes.

En este caso, el apicultor compartió con total transparencia toda la información necesaria. Nos envió fotos de los lotes de Apivar adquiridos por Internet: un paquete de 12 tiras, no caducado (según la fecha de fabricación visible en el envase). El embalaje estaba intacto a su recepción, por lo que cualquier duda sobre el producto en sí o sus condiciones de transporte y conservación quedó rápidamente descartada.

Empezamos entonces a formular preguntas más precisas para aclarar lo ocurrido.

Lo primero que llamó la atención fue la contradicción entre la fuerte caída percibida de varroa durante el tratamiento y la reinfestación rápida apenas un mes después. Preguntamos cuándo se había realizado el último tratamiento contra varroa antes de aplicar Apivar a mediados de agosto. La respuesta descartaba en gran parte una explosión previa de la población de varroa: “Las traté dos veces este año… con ácido fórmico. En marzo y en junio”, nos explicó. También nos indicó que había vigilado sus colonias en primavera y tras el segundo tratamiento con ácido fórmico en junio. De sus 10 colonias, controló 5. Aquí están los resultados de los lavados alcohólicos de la última semana de junio, después del tratamiento:

Estos resultados mostraban que la tasa de infestación (por cada 100 abejas) era muy baja para esa época del año, lo que indica un tratamiento previo exitoso. Entre 0 y 1% a finales de junio / principios de julio está claramente por debajo del umbral de intervención.

El equipo de Véto-pharma concluyó:

« Si la tasa de infestación no estaba fuera de control antes del tratamiento con Apivar, quedan pocas explicaciones alternativas para justificar una carga tan elevada apenas un mes después de la retirada del tratamiento.»

2. Encuesta

Primera hypótesis : la réinfestación. Investigamos si :

  1. Las colonias habían sido trasladadas durante o después del tratamiento
  2. Se habían agregado nuevas colonias al colmenar,
  3. O si otras colonias fueron movidas cerca del apiario.

Las opcions a) y b) se descartaron de inmediato: las colmenas no se habían movido desde mayo y no se había añadido ninguna colonia nueva.

 
En cuanto a la opción c), el apicultor estaba seguro de que no había ningún otro colmenar en un radio de 10–11 km. Lo confirmó tras contractar a los propietarios de terrenos vecinos… y después de haber vuelto a tratar sus colonias, est avez mediante sublimación de ácido oxálico.

Segunda hipótesis : la aplicación del tratamiento. Preguntamos por la dosis aplicada, el tipo de Colmena, la configuración del cuerpo de cría y cualquier manipulación realizada durante las 8 semanas del tratamiento.

El apicultor respondió : «Apliqué dosx (2) tiras por cámara de cría (o una tira por cinco cuadros cubiertos de abejas), tal como indica la etiqueta ».

También nos envió fotos de las colmenas abiertas con las tiras colocadas.

Estas fotos fueron una auténtica mina de información.

Supimos que utilizaba colmenas Langstroth de un solo cuerpo, que había un segundo elemento dos tiras en cada cámara… pero que había un segundo elemento por encima : una alza. Ninguna foto mostraba tiras en esa alza. … .

Analizando más de cerca las imágenes, concluimos que las alzas superiores eran alzas melarias. El apicultor lo confirmó y nos explicó : “No intentaba cosechar la miel de esas alzas. La miel presente en esos cuadros es una fuente de alimento para las abejas!” Añadió que las colonias estaban muy fuertes a principios de agosto, por lo que había decidido dejar que las abejas consumieran sus reservas de miel antes de proporcionarles un suplemento de carbohidratos más adelante. También deseaba brindarles más espacio antes de que las colonias comenzaran a reducir la población de abejas de verano en otoño. Así que optó por añadir alzas encima del cuerpo de cría y alimentar con jarabe. Dejó todo el néctar y la miel en esas alzas como alimento para las colonias.

3. Análisis

La etiqueta de Apivar indica que las alzas no deben estar presentes en las colmenas durante un tratamiento con Apivar. Por otro lado, añadir alzas durante el tratamiento únicamente como fuente de alimento para las abejas constituye una zona gris. Es evidente que la miel almacenada en esas alzas no estaba destinada al consumo humano. Las preguntas más frecuentes en este tipo de situación se refieren generalmente al material y a su uso futuro. Recomendamos que las alzas que hayan estado presentes en las colmenas durante el tratamiento —para alimentar a las abejas— sean limpiadas cuidadosamente antes de ser utilizadas para una producción de miel destinada al consumo humano. Toda la miel recogida durante un tratamiento con Apivar debe ser retirada antes de que los mismos cuadros vuelvan a servir para la cosecha al año siguiente. Idealmente, la cera de esos cuadros debería ser renovada.

Sin embargo, volvamos a nuestra principal preocupación respecto al nivel de infestación de varroa en las colonias: ¿la adición de alzas pudo contribuir al aumento rápido del nivel de infestación después del tratamiento con Apivar? Nuestra primera pregunta al apicultor fue: “¿ha instalado usted una rejilla excluidora de reina entre el cuerpo de la colmena y las alzas?” Y ahí tuvimos nuestro momento “¡Eureka!”: el apicultor efectivamente no había añadido ninguna rejilla excluidora de reina por encima del cuerpo de cría, lo que potencialmente ofreció un refugio cómodo a los varroas —sin ninguna tira de Apivar presente en las alzas.

Cuando empezamos a expresar nuestras preocupaciones relativas a una disminución de la eficacia del tratamiento debido a la posible presencia de zonas de cría en las alzas, el apicultor se mostró algo apenado y prometió examinar más de cerca las alzas situadas encima de sus cuerpos de cría. Un día más tarde, nos confirmó —fotos incluidas— que había placas de cría de tamaños variables en todas las alzas.

Intentamos animar al apicultor a tener más confianza en el ciclo estacional natural de sus colonias en el futuro. Un cierto número de apicultores principiantes o recientes se preocupan cuando se acerca el final del verano y perciben sus colonias como “demasiado populosas”. Este fenómeno está quizá relacionado con las advertencias repetidas que reciben los nuevos apicultores respecto a la prevención del enjambrazón en primavera. Pero el énfasis puesto en “añadir más espacio en la colmena”, vigilar las celdas reales o dividir las colonias para evitar el enjambrazón en primavera no tiene ninguna implicación pertinente sobre el estado de las colonias en agosto.

Al final del verano, las abejas ya perciben la disminución diaria de las horas de luz, y la reina comienza a poner los primeros huevos que se convertirán en las abejas de invierno. Añadir más espacio en esta época del año se convierte rápidamente en un riesgo más que en una ventaja para la colonia: la población de abejas de verano está destinada a disminuir, y más espacio hará más difícil mantener el calor en los meses siguientes —además de requerir más trabajo de manejo para el apicultor.

Conclusión

Esperamos que este caso haya aportado una visión útil sobre el papel de las acciones de manejo a lo largo de la temporada y sobre la manera en que pueden influir en los resultados de un tratamiento contra el varroa. Incluso cuando los apicultores leen atentamente los prospectos, respetan la posología y la duración del tratamiento, existen aún trampas en la gestión de la colmena que pueden influir directamente en el éxito del tratamiento. En este caso concreto, la presencia de zonas de cría “ocultas” y de un espacio que permitía a las abejas (¡y a los varroas!) evitar el contacto directo con las tiras de Apivar en el cuerpo de cría tuvo necesariamente un efecto negativo sobre la eficacia del tratamiento. Si bien es acertado no colocar tiras en las alzas —para evitar cualquier contaminación del miel destinado al consumo humano—, en este caso el apicultor ofreció a los varroas un refugio cómodo: fuera de la vista y fuera del alcance del tratamiento.

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Última guía «Manejo Integrado del ácaro Varroa a lo largo de las Estaciones» coescrita con Gérald Therville, veterinario francés con un Máster en Apicultura.